El legendario Bruce Springsteen ofreció una noche inolvidable en el Estadio Lluís Companys de Barcelona, donde desató la euforia de 58,000 fans con un concierto de tres horas que quedará en la memoria colectiva de la ciudad.
Un viaje a través del tiempo
El recuerdo del icónico álbum ‘Born in the USA‘, con su emblemática portada, me lleva a mi infancia en Mataró, cuando las melodías de Springsteen eran una banda sonora de momentos cotidianos. Esa conexión personal se multiplicó la noche del concierto, donde la energía de Springsteen y su E Street Band transformaron el estadio en un santuario del rock.
Un arranque apoteósico
La jornada comenzó con expectativas altas y cielos despejados, creando el ambiente perfecto para el primer concierto del año en Barcelona. Con la bandera catalana en el escenario y frases ensayadas en catalán, Springsteen se metió al público en el bolsillo desde el primer momento. Abrió el espectáculo con un enérgico “¿Com esteu?” y continuó con expresiones como “¡Més alt!” y “¡Us estimem!”, demostrando su conexión con la audiencia local.
La magia del boss
Desde los primeros acordes de ‘Lonesome Day‘, el público se sumergió en un viaje musical que incluyó grandes éxitos como ‘The River‘, ‘Dancing in the Dark‘, y ‘Born to Run‘. El escenario fue testigo de momentos de pura complicidad, como el intercambio de armónicas con un niño del público y la sorprendente recepción de un jamón como regalo.
Uno de los momentos más épicos de la noche fue cuando Springsteen interpretó ‘The Promised Land‘ y ‘Hungry Heart‘. Durante esta última, el público cantó solo mientras él se dedicaba a saludar a los fans de la primera fila, mostrando su carisma y agradecimiento.
Una noche de grandes éxitos
El setlist del concierto fue un recorrido por la carrera de Springsteen, incluyendo una emotiva versión de ‘Nightshift‘ de los Commodores y un discurso en catalán antes de ‘Last Man Standing‘, en el que recordó a su primer grupo de rock. La intensidad aumentó con canciones como ‘Because the Night’, ‘Wrecking Ball’, ‘The Rising‘ y ‘Badlands‘, preparando al público para un final apoteósico.
Un final inolvidable
El cierre del concierto fue un despliegue de energía y nostalgia, con ‘Born in the USA‘, ‘Born to Run‘ y ‘Dancing in the Dark‘ resonando en todo el estadio. A pesar de sus 74 años, Springsteen mostró una vitalidad impresionante, dejando al público sin aliento pero deseando más.
La noche concluyó con un ‘Twist and Shout‘ que parecía interminable y ‘Rockin‘ All Over the World‘. Finalmente, solo en el escenario, el Boss entregó una versión memorable de ‘I‘ll See You in My Dreams‘, poniendo el broche de oro a una noche mágica.
Esperando más
Con un segundo concierto programado para el sábado, los fans de Barcelona están ansiosos por otra dosis de la magia de Springsteen. Su conexión con la ciudad y su capacidad para generar momentos inolvidables aseguran que, aunque no podamos verlo todos los días, Bruce siempre estará presente en nuestros sueños y corazones.
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